Juliana y Juan quieren crecer en la fe. Quieren compartir su fe con sus familiares y amigos. Si vos tenés esos mismos deseos, entonces podés seguir leyendo estas líneas que te van a tirar algunas pistas.
La cuarentena por la pandemia nos ha trastocado la vida: en lo económico, en lo laboral, en lo familiar, en lo espiritual.
Es un tiempo de desierto en el cual lo que era valioso se ha relativizado… lo esencialmente sencillo y cotidiano se ha revalorizado.
Es un tiempo en el cual muchos crecieron en su relación personal con Dios. Otros… se enfriaron… o se alejaron totalmente.
Para todos el Señor nos vuelve a decir:
¡Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados. Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! (Is 40,1-3)
Es el tiempo del consuelo y de una presencia renovada del Dios Vivo en nuestros corazones y en nuestra vida. ¿Cómo? ¿Qué tenemos que volver a hacer para que esto sea así? No es tiempo de mirada triste al pasado. Es tiempo de cosas nuevas:
Las cosas antiguas ya han sucedido y yo anuncio cosas nuevas; yo se las hago oír a ustedes. No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa. (Is 43,18-19)
Nuestra comunidad viene de un tiempo fuerte de encontrarnos con la Virgen María, Nuestra Señora del Rosario de Pompeya. Un tiempo de novena y fiesta patronal que tocó nuestro corazón. Un tiempo en el cual quedó una promesa para nuestra comunidad parroquial:
“María se quedó con ella tres meses” (Lucas 1,56)
Un tiempo para encontrarnos más de cerca con la Virgen. Con la conciencia profunda de que María siempre tiene la misma respuesta profunda de Caná de Galilea:
«Hagan todo lo que él les diga.» (Jn 2,5)
Encontrarnos con la Virgen es siempre para imitarla como creyente, como verdadera discípula de su hijo Jesús:
«Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: ‘¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!’. Jesús le respondió: ‘Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican‘.» (Lc 11,27-28)
María, que engendró en su seno al Hijo de Dios, es modelo para nosotros porque supo engendrar por la fe en su corazón al mismo Hijo de Dios. Como verdadera creyente es modelo para nosotros esta humilde servidora del Señor.
Si, como Juliana y Juan, querés evangelizar a tus familiares y amigos… te proponemos una sencilla pero profunda Misión Mariana. Tiene varios pasos: crear pequeñas comunidades virtuales de Whatsapp con tus familiares o amigos… hacer un camino comunitario de 30 días (antes que nada vos, pero también compartiendo en las comunidades virtuales que has creado) para terminar en una libre consagración a María el 8 de diciembre.
María fue la servidora del Señor (Lc 1,38) que se hizo cargo cuando las papas quemaban: ayudó a su prima Isabel (cuarentona embarazada por primera vez) durante tres meses… hasta el momento del parto.
Hoy vos podés ser servidor del Señor ayudando a tus cercanos (prójimos) hasta que Jesús nazca en sus corazones. Es importante en la previa crear un grupo de servidores que sea referente de los hermanos. Para hacerles llegar diariamente los mensajes ya elaborados para cada día del camino espiritual… para acompañarlos en sus inquietudes… para acercarlos a la Iglesia o al sacerdote… para que crezcan en la fe en comunidad y no solos.
¿Se necesita saber mucho para ser servidor? No. ¿Se necesita estar preparado para argumentar? No. ¿Se necesita contar con tiempo extra? No. ¿Se necesita el espíritu de servicio de María? Si.
Si tenés el deseo de ser servidor del Señor en esta Misión Mariana, contáctate con el Padre Fabián Castro mandándole un mensaje de Whatsapp al +5493434546357
Allí te va a dar más datos concretos para que puedas ser evangelizador mariano en este tiempo nuevo que el Señor nos ha prometido.
El señor te llama… ¡La decisión es tuya!!! (Mt 22,14)
El Pompeyano 